Meridiana no es un simple reloj de sol, aunque juega con la danza de la luz. Aquí, el proceso se invierte: la luz no es la herramienta, sino el objetivo. Un enorme disco dorado, que recuerda al sol, se esconde detrás de una gran manecilla de reloj, o lo que parece ser una. De esta forma misteriosa emana una luz suave y relajante, que nunca cega, un resplandor que invita a la contemplación en lugar de desviar la mirada.