La versión individual de la lámpara colgante Trezero es como una pieza de un sueño más grande, delicadamente separada de su contraparte triple y reimaginada en soledad. Cada pieza, con su hermoso acabado galvánico, brilla con un toque refinado, como si contuviera en su interior la esencia tranquila de mil momentos. El cristal de Murano, martillado hasta quedar plano, refleja la luz con una textura que evoca tanto fuerza como suavidad: un juego de luces y sombras que baila con gracia en el espacio. Es como si la lámpara, ahora en su forma singular, llevara el legado de su yo más grande, una elegancia tranquila que brilla a su manera única.