Más allá de su función como lámpara, Dipping Light busca emocionar. Encendida resulta fascinante: sus distintas tonalidades de pintura tamizan la luz creando un efecto mágico en el ambiente. Apagada se transforma en una esfera de cristal de colores, un objeto con una gran carga estética. La Dipping Light nace como un experimento -sumergir una bombilla encendida en pintura varias veces- pero se convierte en una lámpara. Así las varias capas de pintura dibujan círculos concéntricos y atrapan la luz, atenuando su intensidad. En la versión de suspensión, la Dipping Light se despoja de todo y se queda con lo esencial, el color se convierte en protagonista absoluto. Por eso al crear una composición con varias, el efecto visual es fascinante. Está disponible en cuatro tamaños distintos: 12, 20, 30 y 40 cm.